domingo, 19 de junio de 2011

Solsticio de Invierno




      Introducción

     La palabra solsticio etimológicamente proviene del latín “sol y”  “sistere”  
“permanecer quieto”EL Solsticio de Invierno corresponde al instante en que
la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular
negativa del ecuador celeste.  Aunque en teoría el Solsticio de Invierno solo
dura un instante, este término también se usa convencionalmente para referirse
a las 24 horas del día en que tiene lugar.  Así  tradicionalmente,  todos los
años, en el hemisferio norte,  tiene lugar entre el 20 de Diciembre y el 23 de
Diciembre   y en el hemisferio sur,  entre el 20 de Junio y el 23 de Junio.  El
significado estacional del Solsticio de Invierno se manifiesta en  la tendencia al
alargamiento de la duración de las noches y al acortamiento de las horas
diurnas. El significado o interpretación místico de este evento es variable en las
distintas culturas del mundo, pero desde la antigüedad  muchas de ellas  lo
reconoce como un período de renovación o renacimiento,  que conlleva
ceremonias, rituales u otras celebraciones. Actualmente diversas instituciones lo rescatan y 
hace suyo, dándole el carácter de fiesta institucional a éste por variadas
razones, entre otras, por su significado iniciático, simbólico, histórico  y cultural.

     Desarrollo  

      En nuestra Patria las principales etnias originarias festejan el Solsticio de Invierno y así, por ejemplo, en la cultura mapuche se celebra el “We Tripantu”que en mapudungún significa “Nueva Salida del Sol”, constituye  la celebración del año nuevo mapuche que se realiza entre el 21 de junio y el 24 de junio  del calendario gregoriano.  Conforma la noche más larga del año y la ansiedad ancestral por la incertidumbre  de que el día siguiente no llegará. Tras tres días queda claro que el invierno se alejó.  La  Uke Mapu, “Madre Tierra”, desde las altitudes andinas hasta el extremo austral comienza a brotar fertilizada por el Sol.  Así, Antu, en  mapudungún   Sol ,   comienza a acercarse nuevamente a la Uke Mapu,  “Madre Tierra” después de la noche más larga del año, entonces ha llegado el Solsticio de Invierno. Todo comenzará a brotar nuevamente. Se ha vuelto a renacer, ha regresado la vida.  
También en la cultura quechua, otra etnia importante en nuestro país, se celebra el Solsticio de Invierno y un nuevo año en los Andes del hemisferio sur,representado en  El Inti Raymi o Fiesta del Sol, que constituye  una ceremonia religiosa ancestral  del Imperio Inca en honor del Dios Sol o Inti.  Una ceremonia realizada por los sacerdotes incas fue la vinculación del Sol. Así, en Machu Picchu,  hay un gran columna de piedra llamada “inti huatana”, que significa “picota del sol” o, literalmente, “para atar al sol”. La ceremonia para atar al Sol a la piedra era impedir que éste se escape. Los conquistadores españoles destruyeron casi todos los  inti huatana, extinguiendo  casi totalmente la práctica de vinculación del Sol. Pero nunca pudieron encontrar Machu Picchu, por lo que la tradición se conservó. Hacia 1572.  la Iglesia Católica logró suprimir todas las fiestas y ceremonias Inti. Pero desde 1944, el 24 de Junio de cada año,  una representación teatral del Inti Raymi se lleva a cabo en Sacsayhuamán, a dos kilómetros de Cusco,  logrando mantener viva la tradición y además atrayendo a millares de visitantes .
    Para los aymaras, pueblo amerindio asentado en Bolivia, Perú y el norte de Chile, el día del Solsticio de Invierno es considerado desde la antigüedad como la fiesta del Año Nuevo o Machac Mara.  Cerca de un millar de aymaras inaugurarán el año nuevo en medio de ritos y ofrendas al Inti  (Sol) y la Pachamama (Tierra). La principal celebración es en el Templo de Kalasasaya y la Puerta de Sol, las ruinas arqueológicas más importantes de Tiwanaku, en el altiplano próximo a La Paz. La tradición señala que los primeros rayos del sol, cerca de las 06.00 hora local (10.00 GMT),  fecundan la tierra en el inicio de un nuevo año agrícola. Los aymaras repiten año tras año el rito de Tiwanaku en las ruinas arqueológicas de Tiwanaku, supuestamente la ciudad más antigua de Sudamérica. Según algunos antropólogos, el sentido del rito es asegurar la reproducción de la vida con las bendiciones del Sol para la siembra y la cosecha. Los aymaras invocan también la fertilidad de la tierra con el sacrificio de llamas, cuya sangre es un ofrenda al Sol y la Tierra y otras deidades andinas para asegurar la prosperidad agrícola y pecuaria. La celebración renació a fines del siglo pasado como un movimiento de rescate y reivindicación de la identidad indígena, después de que en la Colonia se prohibieron los ritos religiosos andinos.
    La etnia pascuense o rapanui celebra, coincidiendo con el Solsticio de Invierno,  El Aringa Ora o Koro,   que es la Fiesta del Año Nuevo rapanui.  En ella, una vez más, se rinde un homenaje a los antepasados en los altares ceremoniales y  “El rostro vivo del patriarca” se hace presente porque el cordón umbilical de la vida se relaciona con la fertilidad y la productividad y no sólo el hombre se renueva sino también los recursos naturales que comenzarán a dar sus frutos.

     Los solsticios determinan el paso  de las dos grandes fases en que la naturaleza  ofrece los cambios y contrastes más notables y opuestos, fenómenos sorprendentes y siempre admirables que todas las religiones y cultos han conmemorado, bajo las distintas formas y alegorías. Los Solsticios fueron llamados en lenguaje metáforico, la puerta de los cielos, y de
 aquí los dos San Juan, nombre derivado de Janua, que significa puerta, con que los cristianos sustituyeron los antiquísimos mitos paganos del Janus de los etruscos y de Saturno de los frigios y griegos.
        En el Solsticio de Invierno, también llamado Solsticio de Cáncer, Hiemal o Puerta de los Hombres, según la concepción órfico-pitagórica, el Sol detiene aparentemente su viaje;  el presente se manifiesta como un instante de eternidad,  incorporando un pasado que ya no existe y un futuro que aún no es, excepto como posibilidad, así también en las conciencias de todo francmasón es un tiempo de reconocimiento y de renovación debiendo detenerse para analizar conceptos sobre nuestro pensar, sentir y actuar  y en nuestra cámara de reflexiones forjar nuevas esperanzas, para que luego a su hora y a su edad puedan iluminar  nuevos senderos para nosotros mismos y para nuestros semejantes y así poner en práctica nuestros renovados y perfeccionados principios y valores.
     Así como para los pueblos ancestrales representó el Solsticio de Invierno,  la esperanza que nace de los primeros rayos de Luz de ese nuevo amanecer,  diversas instituciones renuevan la esperanza de ver coronados sus esfuerzos por ser cada vez mejor, renovando una vez más nuestro espíritu  en la fe y esperanza de una humanidad  más justa, más bella y sobretodo más fraterna,  guiados siempre hacia la fuente de la Suprema Sabiduría.
    No es raro entonces que lse celebre esta Fiesta del Solsticio de Invierno, desde una perspectiva simbólica, como una forma de recordar el principio creador de la vida, que desde los tiempos de los orígenes de la humanidad hasta nuestros días y que, de generación en generación, se hayan escogido las fiestas solsticiales, para exteriorizar el concepto de la vida y la muerte. El Sol  ha acompañado y representado a los hombres desde los albores de la misma vida, acercándonos a desentrañar tales misterios y preservarlos como un bagaje de sabiduría antigua, porque como los antiguos iniciados  han llegado hasta nosotros como parte de esta sabiduría que constituyen los sublimes misterios de la humanidad. Además al celebrar el Solsticio de Invierno,  se recuerda la estrecha relación que existe entre el ser humano y la naturaleza y por ende, debemos  aprehender el respeto a la naturaleza,  reflejo de una Inteligencia Superior que el hombre no debiera trastocar. Por último, quisiera señalar que manifiesta  fe en la esperanza de un mundo mejor, porque confía en la perfectibilidad del hombre y particularmente  en cada uno de nosotros  Esperan ser proyectores de principios y valores que harán posible entregar luces para construir un mundo más justo, bello y fraterno.

     Conclusiones
1.        El Solsticio de Invierno estrictamente corresponde a un instante, pero
por convencionalismo se ha extendido a un tiempo mayor: el de un día.
2.        La celebración del Solsticio de Invierno, Hiemal o Puerta de los
      Hombres es una ceremonia ancestral,  común a diferentes religiones y
      cultos.
3.        Su profundo significado iniciático, simbólico, cultural  e histórico, ha
          llevado a la diversas instituciones a incorporarla como una Fiesta
          Institucional propia que se celebra en fechas próximas al fenómeno
          solsticial.
   4.   Como símbolo, entre sus múltiples interpretaciones, representa    
         la esperanza de una nueva vida, constituyendo la esperanza de un humanidad más justa, bella y fraterna.
  5.    Pero además nos recuerda la estrecha relación del hombre y el cosmos,
          en un período de la historia humana en que no se caracteriza justamente
         por  el respeto hacia la madre tierra.
       
                            
                                          Marco Antonio Aguirre Bonilla